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La disputa por la agenda en los días de los que se ocupa este balance estuvo dominada por el tema de las luchas y las reivindicaciones de las mujeres que se detonan, desde hace ya algunos años, desde días previos al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1977.

El 8M 2021 en nuestro país, llegó con la memoria fresca de lo que fueron el 8 y 9 de marzo del 2020 y de lo que dejaron como aguijón clavado en la 4T y su líder máximo Andrés Manuel López Obrador por el “torpe” manejo que en ese momento se les dio, a lo que se vinieron a sumar al menos las siguientes cuestiones:

• el alto costo que han pagado las mujeres a un año de lo que fue la oficialización de que el mundo estaba inmerso en una pandemia;

• costo en términos de violencia en contra de ellas;

• costo en términos de su sobreexplotación;

• costo en términos de pérdida de puestos de trabajo y oportunidades laborales;

• costo en términos de su equilibrio emocional y su salud mental.

El explosivo caldo de cultivo fue artera y provocadoramente abonado y regado desde el pulpito mañanero en el que AMLO se deja desbocar por la incontinencia verbal que lo aqueja al hacer público su pacto indisoluble con el impresentable aspirante a gobernar Guerrero: Félix Salgado Macedonio.

“El cerco de Palacio Nacional es para proteger y no para reprimir; para cuidar el patrimonio de todos los mexicanos y evitar la confrontación. Es un muro de paz que garantiza la libertad y protege de provocaciones” publicó en su twitter Jesús Ramírez Cuevas, Coordinador de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la Republica.

Lo que es claro ahora es que pese a ser viejos tiburones en las malas artes de la provocación, tanto Andrés Manuel López Obrador como su apuntador estrella, el susodicho Jesús Ramírez Cuevas, no contaban con que su propia provocación contribuiría a desatar a las mujeres de México. No dejen de leer a Adriana Malvido en su colaboración en El Universal del 10 de marzo, titulada: Desatadas, ahí lo expresa con meridiana claridad.

“Mirar cómo se levantan las mujeres y los diversos feminismos, nos desata”.

Y en ese estar desatadas se ubica lo que Héctor Aguilar Camín deja en claro cuando en su artículo: Las vallas y las mujeres, también del 10 de marzo solo que en Milenio afirma: “Las mujeres ganaron la partida, resignificaron la amenaza, la volvieron coraje, memoria y esperanza”. 

Y pues los provocadores originales, AMLO y su apuntador Jesús Ramírez Cuevas, apañados con los dedos en la puerta deciden apoyarse en las Fuerzas Armadas tal y como Maite Azuela lo pone en evidencia en su artículo del 11 de noviembre en El Universal: El techo del palacio y la violencia contra las mujeres ejercidapor las fuerzas armadas, para contener a quienes les ganaron la partida: “las jóvenes feministas con nuevas formas, tan creativas como potentes, de manifestarse, están en todos lados, nadie las va a callar y tienen mucho que enseñarnos”.

Por último me gustaría subrayar que la fuerte presencia de voces femeninas en estos días, que afortunadamente tuvieron espacios en diversas plataformas de comunicación, refrescó el debate por la agenda y al menos a mí, me han hecho pensar y sentir, sentir y pensar, que sí hay mañana y que ese mañana pasa necesariamente por derrumbar hoy en sus cimientos el pacto patriarcal que legitima desigualdad, violencia , impunidad e injusticia.

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