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La disputa por la agenda: balance del 21 al 27 de agosto

Borda sobre “el secuestro” de la agenda pública, la imposición desde el poder, desde las mañaneras de AMLO; sin embargo, vislumbra la militarización; la covid-19; la educación a distancia II; feminicidios y violencia de género; y la debacle económica

Por: Carlos Garza Falla, Visitas: 1119

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Llevo ya un rato largo, tres, cuatro días, dándole vuelta a la idea de que tal vez hoy, la mejor manera de defender la libertad de expresión, es guardar silencio.

Sé de antemano que es una idea que difícilmente tendrá eco y en consecuencia que la tendré que rumiar a solas y en un proceso honrado de introspección.

Entiendo que es un sinsentido afirmar que la mejor manera de defender la libertad de hablar es, precisamente, quedándose callado. ¿De dónde y cómo es que se incuba en mí una idea tan descabellada?

Surge del sentir que hoy en México la agenda pública está secuestrada y que desde la cúspide del poder hoy se actúa en consonancia con aquel estribillo infantil que dice: “voy derecho y no me quito, si me pegan me desquito”.

Alejo Sánchez Cano en su colaboración del pasado 28 de agosto de este 2020 en El Financiero titulada: AMLO secuestra la agenda nacional, https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/alejo-sanchez-cano/amlo-secuestra-la-agenda-nacional dice entre otras cosas lo siguiente: “Las mañaneras han secuestrado el debate de altura en asuntos que deben ser de interés nacional y no en dirimir chismes de verduleras, con perdón de estas últimas.” Y párrafos más adelante concluye: “En la mayoría de los casos quien impone la agenda política y a los mismos medios de comunicación es AMLO y por desgracia esos temas no ayudan en nada al país. Al contrario, lo meten en una dinámica inútil para resolver los acuciantes problemas del país como las crisis económica y sanitaria y la inseguridad pública. Tan sólo por mencionar algunos.”

Por su parte, Salvador Camarena en su colaboración del 27 de agosto, también en El Financiero, titulada: Qué pasa en la Liconsa de AMLO, https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/salvador-camarena/que-pasa-en-la-liconsa-de-amlo expone el siguiente razonamiento, cito in extenso: “Si fuéramos una familia normal, dice el novelista, tendríamos las prioridades más o menos ordenadas.

“O sea: discutiríamos la que nos está cayendo –que nos está cargando el payaso–, en vez de perder el tiempo con el señor Presidente.

“Una familia normal, o un país presentable, llevaría semanas tratando de parar el ritmo de contagios de covid-19 para llegar, algún día cercano, a una meseta pandémica distinta a la que tenemos, donde se da la paradoja de que oficialmente tenemos camas sin ocupar al tiempo que no cesa la pila de cadáveres rumbo a los panteones.

“Una sociedad responsable encontraría un modelo para refaccionar la economía de los más pobres en medio de la pandemia, al tiempo que se ayuda a que sobrevivan los negocios de esos que dan empleo tanto a los más necesitados como a aquellos que les compran alimentos y productos a los más rezagados.

“Estaríamos discutiendo con el gobierno cómo dar mayor conectividad, y más barata, así como pantallas y computadoras a precios accesibles, a los millones de pequeños que están obligados, por la pandemia, a tomar las clases fuera de sus salones. Y lo mismo con las y los profesores: qué podemos hacer para que ellos puedan comunicarse mejor con sus grupos.

“Finalmente, pero no menos importante, estaríamos obligando al gobierno a hablar de los asesinados de cada semana, de la deuda con los desaparecidos, de la justicia para las mujeres asesinadas o vejadas, de los encarcelados injustamente, de la violación de los derechos humanos, entre otros por parte de las Fuerzas Armadas de ESTE gobierno, etcétera.”

En resumidas cuentas, lo que me interesa dejar en claro es que desde mi punto de vista es inherente a la construcción de una sociedad incluyente, democrática y participativa, la disputa por la agenda pública, no el secuestro y mucho menos la imposición autoritaria de esta.

En el lapso de tiempo que considera este balance, del 21 al 27 de agosto, el secuestro de la agenda nacional se ha hecho evidente en al menos cinco asuntos que deberían estar en el centro del debate: la militarización del país; el escenario catastrófico de la pandemia del covid - 19; la educación a distancia II; los feminicidios y la violencia contra las mujeres; y la debacle económica.

No hay duda, si fuéramos “una familia normal, o un país presentable” - como dice Salvador Camarena-, mañana, tarde y noche estaríamos enfrascados en debatir a profundidad y de manera radical al menos los cinco temas enunciados.

Los dos asuntos que al margen de “las mañaneras” pusieron en el centro de la agenda pública la militarización del país en los días que nos ocupan, fueron la ejecución extrajudicial perpetrada por efectivos de las fuerzas en Nuevo Laredo Tamaulipas y las evidencias de que al igual que otras instancias del Estado Mexicano las fuerzas armadas han recurrido al expediente de las “empresas fantasmas.”

Ambos hechos muestran que la descomposición del pasado se trasmina hasta el presente y está haciendo metástasis al interior de la 4T.

Por lo que se refiere a la Educación a distancia II, sorprende el nivel de indiferencia con el que la 4T se aproxima a ella: ¿dónde está el espacio, el foro en el que los principales actores involucrados en el proceso educativo, los educandos, los educadores y los padres de familia, se encuentran debatiendo que es lo que realmente está sucediendo? O ¿acaso aquí al igual que con lo que ha sucedido con la pandemia de la covid -19 en la que no han importado los seres humanos fallecidos, sino que haya camas disponibles, no importaran los niños y jóvenes desertores, sino que lo que importara son las horas de tiempo aire que habrá que pagar a las televisoras concesionadas.?

Regreso a mi inquietud inicial y me pregunto ¿si la disputa por la agenda pública es hoy un simulacro operado autoritaria y hegemónicamente, por el Presidente de la Republica tiene sentido hablar? El no escucha ¿tiene entonces sentido intentar hablar con él?

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