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El Balance anual de Masiosare - Foto: Foto: Masiosare

La disputa por la agenda: Balance 2020/I

Primera parte de la recapitulación de aquello que ha caracterizado a nuestro país en este año que fenece; particularmente en relación al Archipiélago del Dolor: homicidios, desapariciones y muertes por covid-19

Por: Carlos Garza Falla, Visitas: 1202

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A sugerencia de Jaime Luis Brito, director y editor de esta Agencia de Noticias, mis dos últimas colaboraciones de este 2020, las voy a orientar a recapitular la caracterización que hice de México en mi colaboración del 24 de julio de este mismo año, como un Archipiélago de Dolor integrado por tres grandes islotes: el de los homicidios, el de las personas desaparecidas y el de las defunciones por el covid-19.

Expreso aquí mi agradecimiento a quienes me han acompañado con su lectura y sus comentarios y reitero la invitación a que nos apropiemos de manera colectiva del dolor que se sufre hoy en México, les aligeremos así la carga a quienes más lo padecen y ello nos impulse a sumarnos a la construcción de México con Paz, de un México en el que quepamos todos y en el que la justicia verdadera sea el sello y la expresión de la dignidad.

Inicio ocupándome del primer islote de dolor, del de los homicidios. A ello dedicaré la colaboración de hoy. Los otros dos islotes los abordaré el 31 de diciembre.

De acuerdo con el último Informe de Seguridad Publica correspondiente al mes de noviembre del 2020 presentado en la mañanera del pasado jueves 17, de enero a noviembre del 2020  se registraron  en el territorio nacional 31,871 homicidios dolosos, lo cual da una tasa de 24.9 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.

Como el mismo informe revela 6 entidades (Guanajuato, Baja California, Estado de México, Chihuahua, Jalisco y Michoacán) concentran el 52% de esos homicidios dolosos y la tasa de homicidios dolosos va de 73.7 homicidios dolosos por 100 mil habitantes en Colima, a 1.9 en Yucatán.

En la presentación del informe en cuestión es claro que se hacen todos los malabarismos posibles como para intentar trasmitirle a la audiencia que, aunque leve, hay una mejoría, sin embargo, lo que las cifras indican es que en materia de homicidios dolosos México vive hoy también una epidemia tremendamente letal.

En el artículo Violencia urbana: un problema con proporciones de epidemia, publicado por el Banco Mundial uno puede leer lo siguiente: “La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que un índice de 10 o más homicidios por cada 100 000 habitantes es una característica de la violencia endémica. Esto significa que, en muchos países, la violencia prácticamente ha alcanzado proporciones de epidemia.”

Al aplicar el criterio anterior a México resulta que, en noviembre del 2020, 23 entidades federativas tienen un índice superior a 10 por cada 100 mil habitantes.

Y el tema que los que toman las decisiones en este país no quieren debatir desde el sexenio del Presidente Felipe Calderón hasta el día de hoy, es lo que los estudiosos de la violencia y de la seguridad no han dejado de demostrar, que la manera en la que se está haciendo frente a la epidemia de violencia en México no está teniendo resultados, simple y llanamente.

A reserva de que en algún otro texto profundice en lo que a continuación voy a enunciar aquí, anoto lo siguiente: acabo de terminar de leer el libro “Los millonarios de la guerra.” de Peniley Ramírez, puesto en circulación recientemente por Grijalbo y me he quedado convencido de que es una aportación muy sólida, muy seria y rigurosa al debate del porque la manera en la que los gobiernos se aproximan a la epidemia de violencia, no logra contenerla.

Peniley Ramírez concluye su libro con esta reflexión final: “Millones de personas en México hemos perdido la tranquilidad de caminar por nuestro país. Millones han sido sometidos al capricho de la impunidad. Decenas de miles están refundidos en las prisiones, sin juicios o mediante procesos viciados. Decenas de miles de madres han perdido a sus hijas, ultrajadas, a sus hijos , desmembrados. ¿Decenas de miles? han sido fusilados por militares o policías. Centenas de miles han encontrado en el crimen y la violencia un modo de vida. En México hablamos de muertos con la normalidad con la que hablamos del clima. Pero la barbarie no es normal. Y no ha terminado. Con García Luna en el poder o tras las rejas, la situación parece la misma: unos pocos ganan poder y fortuna, millones pierden todo.”

Regreso a la cifra de 31,871 seres humanos privados de la vida de manera dolosa, esto es con la intención expresa de producir ese daño, añado que de acuerdo con datos del INEGI el tamaño promedio de la familia mexicana es de 3.8 miembros. (3.8 X 31,871 = 120,767.80)

Una pregunta que siempre me formulo es: de esas 100 mil personas a los que los homicidios culposos salpican directamente de sangre ¿cuántos son niñas o niños?

No tengo respuesta ni la he encontrado a pesar de buscarla, lo que tengo es la intuición de que independientemente de cuantos sean la sociedad debe hacerse cargo de ellos, debe acompañarlos en el procesar su dolor y en el elaborar su duelo.

Don Helder Camara obispo de Recife Brasil, recientemente santificado por el Papa Francisco, hablaba en los años 60 del siglo pasado, de la espiral ascendente de la violencia y en esa metáfora subrayaba el papel que el odio, el rencor y el dolor juegan para convertirla en una dinámica social incontenible. 

No hacernos cargo como sociedad de las niñas y de los niños salpicados por la sangre de los homicidios dolosos es permitir que el odio, el rencor y el dolor continúen indefinidamente alimentando dinámicas de violencias.

Otro elemento del que urge también nos hagamos cargo como sociedad es de los feminicidios que están contenidos en esa cifra hiriente y lastimosa de homicidios dolosos.

“De acuerdo con el reporte de seguridad nacional, de enero a octubre suman 801 feminicidios en todo el país, 12 más que los 789 registrados en el mismo periodo de 2019.” (Animal Político).

Y aquí también algo que urge que se visibilice es las niñas víctimas de feminicidio.

Termino invitando a quien haya llegado en su lectura hasta aquí, a leer el artículo de Héctor De Mauleon del 17 diciembre pasado publicado en El Universal y que tituló: 2020 un infierno para las niñas, y que su lectura sea un silencioso homenaje a todas las personas que deambulan en el islote de dolor de los homicidios dolosos en México a punto de concluir este 2020.

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