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La marcha del 8 de marzo en Cuernavaca - Foto: Margarito Pérez Retana

Y retiemblen sus centros: Sigue siendo la violencia feminicida

Sigue la lucha de las mujeres, pero también se van reencontrando las opiniones de quienes se resisten a cambiar su forma de ver el mundo

Por: Jaime Luis Brito, Visitas: 9887

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Observar la marcha de las mujeres el pasado sábado brinda esperanza frente a la realidad que se impone con la violencia feminicida. Mujeres jóvenes y adultas, niñas, adolescentes, mostraron su rabia por quienes no regresaron a su casa, por las que tienen que pensar todos los días la ropa que visten para evadir el acoso, por las que dejan de lado su vida para que otras personas a su alrededor la vivan plenamente, por las que son negadas institucionalmente.

Y cada paso que dan las mujeres en la búsqueda de una vida libre de violencia, hay una reacción masculina que busca a toda costa no perder privilegios y revertir todos los avances de las mujeres por-que consideran que a cada avance de las mujeres consideran que pierden algo. Por eso la reacción es tan virulenta y personal, por lo tanto, sumamente violenta.

Sin políticas públicas que trabajen con los agresores, la situación no va a cambiar, es necesaria la acción del Estado. Porque es necesario un cambio cultural, porque es claro que no quienes ejercen la violencia no comprenden la magnitud del problema y ese cambio cultural sólo no puede ocurrir sin la acción del Estado, pues la sola acción social de las mujeres encuentra resistencias y genera una respuesta aún más violenta.

Porque al final, se requieren acciones educativas en las nuevas generaciones y reeducativas con los jóvenes y adultos. Debe ser una de cisión de Estado, porque se re-quiere de acciones legislativas, de recursos para el trabajo con los agresores, de la transformación de las relaciones laborales, sociales y políticas. Pero no hay un Estado que esté dispuesto a hacerlo, por-que un cambio de estas características va a exigir enfrentar fuerzas y resistencias complejas. Para empezar, las propias tribus que conviven dentro del aparato institucional.

Y no es privativo de México o América Latina, como muchas veces se piensa. En Alemania, hace unas semanas hubo elecciones donde un partido de ultraderecha, cercano al nazismo, obtuvo el segundo lugar en la votación general, algo impensable hace una década. El tema es que según las autoridades electorales alemanas, la mayoría de los jóvenes hombres de 18 a 24 años votaron por el partido de ultraderecha nazi, mientras que las mujeres jóvenes votaron por la izquierda. Lo que concluyen es que los hombres jóvenes perciben con el avance de las mujeres una pérdida de privilegios, mientras que las mujeres jóvenes buscan espacios de mayor libertad y perciben que estos los obtendrían con la izquierda y los perderían totalmente con partidos populistas o con la ultra derecha. Para pensar en ello.

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