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La política no es sólo la cosa de los partidos políticos. La política tiene que ver con aquello que nos es común y sobre todo, de la discusión y la decisión sobre lo que nos es común.

Para hacer política hay que tener sentido común, sentido de lo común. Construir sentido es una capacidad que en general tenemos los seres humanos. La realidad tiene sentido cuando se lo damos. Pero no las personas son capaces de darle sentido común a las cosas, sentido para los comunes, sentido común para todas y todos.

En Morelos, luego de una serie de administraciones donde lo común fue lo menos importante, me parece que los primeros 100 días de Margarita González Saravia tienen sentido, han construido sentido y sobre todo, responden al sentido común.

Los gobiernos anteriores fueron cayendo en el sinsentido, en la total irracionalidad. Primero de lo corruptamente faraónico del tabasqueño Graco Ramírez y su familia de voraces blancos. Luego, de lo corruptamente irracional del exfutbolista Cuauhtémoc Blanco Bravo y su familia de voraces.

La llegada de Margarita González Saravia y su estilo de hacer las cosas han roto en 100 días con ese sinsentido y hoy las cosas van cobrando sentido. El diálogo se ha convertido en su principal herramienta, construyendo un estilo de gobernar que rompe con los gritos y sombrerazos del pasado, con las declaraciones de fuego que quedaban en llamaradas de petate, con la gritería histérica.

Ella, al contrario de sus predecesores, se ha declarado mujer sin rencores, ha tendido la mano y ha dejado las diatribas para los demás. Se ha concentrado en hacer. Es parte de estilo. “Gobernaré en el territorio, no desde el escritorio”, dijo en campaña. Y así se ha lanzado.

Y ha demostrado que no va a escapar a los conflictos ni va a cerrar los ojos ante ellos. Lo demostró en Ocoxaltepec y en otros momentos. El 21 de noviembre pasado, por ejemplo, en la UAEM, me pidió un momento antes de darme una entrevista, para atender a un grupo de estudiantes mujeres que exigen justicia porque han sido violentadas y no han sido escuchadas. Pacientemente las escuchó y de inmediato pidió que se les atendiera. Ese es el estilo.

En 100 días, más allá de las obras que ha iniciado, de las acciones en materia de seguridad y otras áreas, su principal divisa es que le ha devuelto el sentido a la política y a la vida pública. Sus propios adversarios políticos lo han reconocido. Enhorabuena.

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