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Como tal vez te enteraste, a partir del día de ayer comenzó en Morelos el Registro Único de Mascotas. Personalmente, ingresé al registro en línea a las 11:44 de la mañana de ayer, pero no pude llevarlo a cabo pues el cupo establecido para la jornada había sido alcanzado; esperemos que se deba a que muchas personas registraron a sus mascotas desde muy temprano y que en próximos días se reestablezca el servicio. Ojalá que sea así pues con este padrón se pretende identificar a los animales de compañía mediante un sistema centralizado que facilite su localización en caso de extravío, además de fomentar la esterilización y dar seguimiento a su bienestar.

Además de estos fines concretos que están pensados también en el bienestar humano, este tipo de medidas sirven para reflexionar sobre nuestra relación con otras especies y el respeto que merecen como seres conscientes. ¿Conscientes? ¿Los animales no humanos son conscientes? Hay posturas que afirman que sí. Por ejemplo, la Declaración de Cambridge sobre la Consciencia, firmada en 2012 por un grupo de destacados neurocientíficos entre ellos el astrofísico Stephen Hawking, reconoce que muchos animales, incluyendo mamíferos, aves e incluso algunos invertebrados como los pulpos, poseen consciencia, es decir, que son capaces de experimentar dolor, placer y sufrimiento. Lo anterior nos interpela a que nuestra interacción con ellos debiera considerar dichas capacidades. Implica pensarlos como seres de derechos, incluyendo a aquellos que viven en las calles o de manera silvestre, es decir, independientemente de su carácter de propiedad humana o no –carácter que, bajo dicha perspectiva, quedaría cuestionado–. Aunado al hecho de la consciencia, la filósofa Donna Haraway añade que los humanos y los animales no humanos formamos parte de un entramado de relaciones interdependiente, de modo que, las mascotas, por ejemplo, no son simplemente objetos de cuidado o seres subordinados, sino compañeros en la construcción de mundos compartidos. 

No sé si quiénes diseñaron el Registro Único de Mascotas lo pensaron así, pero es una política que puede integrarse a una perspectiva más amplia que reconozca la importancia de las relaciones que construimos con los animales, derivando en programas educativos y de sensibilización sobre el trato digno hacia los animales. Implicaría cuestionar el rol que les adjudicamos como bienes o accesorios, para relacionarnos con ellos como seres que sienten y sufren. Claro que, difícil tarea cuando ni entre seres humanos nos reconocemos de esa forma.

Fuentes:

Declaración de Cambridge sobre la conciencia. (2012). Universidad de Cambridge.

Haraway, D. J. (2016). Manifiesto de las especies de compañía. Sans Soleil.