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Para leer en sesentena: Las cosas buenas

Durante setenta días compartiré con mis amigos textos y reflexiones, no solamente literarios. Lo haré con la convicción de que la literatura y el debate inteligente son antídotos contra el tedio, la ansiedad y el catastrofismo

Por: José Antonio Lugo, Visitas: 1040

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Derek Walcott nació en la isla de Santa Lucía, en el Caribe, ex-colonia británica. Descendiente de esclavos negros, dramaturgo y poeta, ganó el Premio Nobel de Literatura en 1992. En YouTube es posible encontrar distintos videos de este enorme escritor.

El poema que más me gusta de él es El amor después del amor. Dice: "Un tiempo vendrá en el que, con gran alegría, te saludarás a ti mismo, al tú que llega a tu puerta, al que ves en tu espejo. Cada uno sonreirá a la bienvenida del otro, y dirá, siéntate aquí. Come. Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo. Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor a ti mismo, al extraño que te amó toda tu vida, a quien no has conocido para conocer a otro corazón que te conoce de memoria. Recoge las cartas del escritorio, las fotografías, las desesperadas líneas, despega tu imagen del espejo. Siéntate. Celebra tu vida".

La pandemia puede traer consigo un cambio de actitud en nuestras vidas. O quizá no. Depende de cada quién.

Supongo, sin embargo, que hay dos cosas que están al alcance de todos. La primera es, como en el poema de Walcott, recibir a ese "otro" que somos, "el extraño que fuimos", para reencontrarnos con nosotros mismos. Quizá algunos de ustedes no lo requieren y son de una pieza. Como dicen los más jóvenes: ¡Vientos! Si no es el caso, haz las paces contigo mismo, con el que fuiste y soñaba quizá un futuro -tu presente- diferente.

La segunda es todavía más sencilla, pero necesito contarles algo antes. He estado viendo la magnífica adaptación de Guerra y Paz de Tolstoi, que ha estado pasando Film & Arts. Es francamente maravillosa. Pierre Bezukhov, el personaje principal, cuando estuvo prisionero de los franceses se hizo amigo de Platón Karataev, un mendigo sabio. Al hablar de él con Natasha Rostova, le dice: "Había encontrado el secreto de cómo vivir. Veía el placer en las cosas buenas...".

Reencontrarnos con el que fuimos, disfrutar "las cosas buenas": la naranja, el pan, la compañía -presencial o por zoom-, el cielo desde la ventana, un buen libro o una buena serie de TV, escuchar a los pájaros. Así de sencillo.

Intentémoslo, cuando menos hoy, domingo... (y a seguirnos cuidando).

 

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