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Para leer en la centena: Sobre las enfermedades de las naciones y sus gobernantes

Durante 110 días compartiré con mis amigos textos y reflexiones, antídotos contra el tedio, la ansiedad y el catastrofismo. no solamente literarios. Lo haré con la convicción de que la literatura y el debate inteligente nos permite ver y entender el mundo

Por: José Antonio Lugo, Visitas: 1119

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He terminado de leer The dark soul, el espléndido libro sobre psicópatas de la analista junguiana y astróloga Liz Greene. En el libro se muestran patologías de personas que se han vuelto psicópatas, ya sean asesinos de un colectivo o asesinos seriales. El rasgo común es la indiferencia, la desconexión que les impide sentir empatía hacia sus víctimas. Casi todos sufrieron abuso en la niñez -físico o psicológico-.

Se analiza también cómo individuos así son producto de ciertas condiciones inherentes a su naturaleza, a los que se suma un entorno adverso para la construcción de un ego sólido. El ego funciona como una barrera contra impulsos externos.

Para los griegos, quienes cometían grandes pecados habían sido "poseídos" por los dioses que buscaban castigar algún pecado impronunciable. Edipo se acostó con su madre, Orestes mató a la suya, etc.

En el libro se analizan casos como el del senador Joseph McCarthy, que encontró en los "comunistas" -aunque la mayoría de los acusados por él no lo eran- un enemigo a quien atacar. Lo mismo hizo Hitler con los judíos, o Milosevic con los kosovares. Todos ellos tenían una profunda herida, habiendo sido rechazados. Y ese rechazo "se cobra" infringiendo dolor a quienes, de manera consciente o inconsciente, son los culpables y merecen castigo.

Es muy interesante ver si los gobernantes actuales, aquí o en China, tienen algún rasgo patológico (lo más probable es que sí).       

Más interesante, sin embargo, es ver a las sociedades como individuos, para tratar de entender las patologías personales de cada Nación.

Estados Unidos, por ejemplo, tuvo una guerra civil en la que los abolicionistas le ganaron a los que estaban a favor de la esclavitud. Como vemos en el caso de Gregg Floyd, ese conflicto todavía no se acaba de resolver. Hay una extraña dinámica que repite la trama de víctima/victimario.

No sólo aplica a los países; la dinámica psicológica de estos dos extremos se ve con claridad entre israelíes y palestinos, por ejemplo.

Aquí en México, es claro que nos encanta la dinámica de los "chivos expiatorios". Colocamos en el poder a quien nos va a afrentar y luego le sacamos el corazón, como los aztecas. La conclusión es que, en este siglo XXI, muchas sociedades están enfermas. De la misma manera que un cuerpo enfermo hace brotar un salpullido o un brote infeccioso, parece que algunos políticos -no todos, claro- son la manifestación de la enfermedad y de las contradicciones de una sociedad. La llegada al poder de Trump y de Bolsonaro -que sin duda están chiflados- demuestra que sus sociedades también lo están. Ellos no tienen la culpa de estar locos. Quizá sus electores tampoco, porque el mal es de toda la sociedad. Buen tema para preocuparse este domingo, mientras nos seguimos cuidando.

 

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