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Dice Martin Scorsese: "En las películas de Marvel están presentes muchos de los elementos que definen el cine para mí. Lo que no hay es revelación, misterio ni auténtico peligro emocional. No hay ningún riesgo. Están hechas para satisfacer unas demandas concretas y son variaciones sobre unos temas determinados".

Me parece un argumento válido. Joker parece ser la excepción, en la medida en que retrata, más que la historia de un personaje de cómic, lo enfermo de nuestra sociedad.

El gran novelista español Antonio Muñoz Molina se queja de que muchas novelas de hoy son panfletarias y, también, de que los reporteros o críticos preguntan a los autores no sobre sus libros, sino sobre lo que piensan sobre multitud de temas: "Una novela no es un reportaje, ni una crónica, ni una diatriba. Llega a ser las tres cosas, y algunas más, pero solo a través de la plenitud de la ficción, filtradas por las voces narrativas y por la experiencia vital de los personajes".

Lo que señalan Scorsese y Muñoz Molina es que estamos perdiendo profundidad en el arte, entendido como un espacio donde se crea belleza y se plantean preguntas insustituibles para comprender nuestro entorno. Está siendo sustituido por el entretenimiento.

¿Seguirán surgiendo obras maestras, en el cine o en la novela, o serán reemplazados por

películas anodinas y bestsellers? Ojalá que no.