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Dice Mariola Moncada, historiadora, en El País: "Desde el siglo XVI hasta la actualidad, la visión de China en Occidente se ha debatido entre la admiración hacia una cultura milenaria y la reprobación de su sistema de gobierno. Hemos articulado la percepción de China a lo largo de los siglos sobre parámetros mentales muy occidentales y que, inconscientemente, distorsionan su esencia".

Es evidente que en China hay y ha habido un despotismo ilustrado. Nadie quiere ser un artista como Wei Wei perseguido, vigilado y amenazado o como Gao Xijian, que tuvo que volverse francés y salir de China. Ahora que estuve por allá, me queda claro que proyectos de infraestructura como el tren bala no es fácil hacerlos en democracias que se vuelven ineficaces para llevarlos a cabo. No pretendo soluciones de derecha radical tampoco, es claro. Pero hay cosas -siempre ha habido- que podemos aprender de esta compleja sociedad.

El tema de este ensayo no es qué gobierno es mejor sino cómo ver a China, que se ha convertido hoy en LA potencia económica. Sigue Moncada: "El ascenso de China nos obligará a una mirada capaz de desvelar el enorme potencial de complementariedad que existe con la apertura al universo mental chino, adiestrado para pensar en lo holístico, lo integral y en el conocimiento relacional, aspectos clave para gestionar un mundo global". (A Maribel Portela).