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Si pudiera irme a vivir un tiempo a otro país, elegiría Portugal.

Amo la literatura portuguesa, desde Os Luisíadas de Camöens, que es la piedra fundadora de su épica -la de los lusos, habitantes de Lusitania, es decir, Portugal-, pasando por Eça de Queirós, muy conocido en México por Los crímenes del padre Amaro -aunque su novela más importante es Los maias-, hasta llegar a Fernando Pessoa y sus heterónimos, a José Saramago -único portugués galardonado con el Premio Nobel de Literatura-, autor de Memorial del convento y El año de la muerte de Ricardo Reis y a Antonio Lobo Antúnes, ganador de la FIL, quien estuvo en noviembre pasado en Guadalajara y a quien pude ver y escuchar en el Palacio de Bellas Artes.

Amo los fados, expresión musical de la saudade -la melancolía portuguesa-, nacida de ser los portugueses un pueblo de marineros. Los que estaban en el mar añoraban a los que estaban en tierra y los que se habían quedado añoraban a los viajeros. De entre todos los intérpretes, Amália Rodrígues es la Lucha Reyes de allá. Vean la película Fados, de Carlos Saura.

Amo la cocina portuguesa, con su bacalao con natas, sus sardinas asadas con aceite de oliva, su vinho verde y sus oportos. Amo sus azulejos y el barrio de Alfama, en Lisboa. ¡Que viva Portugal!

* Director de la editorial El tapiz del Unicornio. Autor de 10 libros. Ganador en 2010 del Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas.