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Leí cuando era adolescente La noche quedó atrás, de Jan Valtin, un comunista que la Gestapo “perdonó” para convertirlo en un agente doble y que murió en los Estados Unidos. Describía el horror de una época que tenía el comunismo de un lado y a los fascismos del otro.

En 2006 apareció Las benévolas, de Jonathan Littell, novela escrita en francés por un norteamericano, ganadora del Premio Goncourt. Narra las andanzas de Maximilian Aue, exoficial de la SS que colabora en la administración nazi de los campos de concentración. Es un melómano que se extasía ante la música, pero asesina a sus padres sin siquiera darse cuenta (cree que murieron mientras él dormía). Son más de 500 páginas de descripciones explícitas brutales y, sin embargo, la narración nunca se cae. Gran novela.

¿Cómo hablar del horror nazi desde la parodia? Ha sido posible gracias a la imaginación de un niño en la película Jojo Rabitt, personaje interpretado magistralmente por Roman Griffin Davis, protegido por su mamá Scarlet Johansson. Padre ausente y madre amorosa. Con ese equipaje busca integrarse desde su soledad e imagina que Hitler lo acepta y lo aprueba. Su crecimiento emocional se acelera por lo que le toca vivir. Al final, como Pelle el conquistador, de la película de Billie August, será un sobreviviente, suficientemente fuerte para vencer sus miedos y enfrentar al mundo.