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Al principio de los ochenta, un grupo de jóvenes estudiábamos en Filosofía y Letras. Muchos futuros escritores: Sergio Negrete, Manuel Andrade, Mario Mallén, Mario Alberto Mejía, Elsa Susana Castro Rea, Darío Galicia. En los pasillos deambulaba Alcira, que se había escondido en el baño durante el 68. En las islas el Papirolas nos enseñaba a hacer papiroflexia. Arreola aparecía con su capa de vez en vez. Yo era el Nerd porque venía del CUM -muchos de ellos del CCH- y todos ellos me hicieron descubrir a los escritores prohibidos. Mucho les debo.

Hace más de un año Manuel Andrade hizo una fiesta. Me invitó Sergio Negrete. Llegué. Me abrió Manuel y me informó que la reunión había sido la semana anterior. Me invitó a pasar, me ofreció un café, platicamos con cariño y nostalgia. Fue mi oportunidad de despedirme. Un par de semanas después lo fulminó un infarto.

José Manuel Recillas, su amigo fiel, y la Academia Mexicana de Poesía acaban de editar una plaquette de Manuel: Pregúntale a Alice Cooper, que se presentó en la FIL del Zócalo hace unas semanas. Veamos un fragmento:

"Uno soñaba que iba a suicidarse. / Otro nomás quería cambiar el mundo. / Otro se conformaba con saber, / por siquiera un momento, el porqué del dolor y el abandono. / Era una noche del setenta y nueve / en Agustín Melgar. / Recuerda, Sergio, / los breves arco iris del espejo / que adornaban la silla / donde atento a la noche submarina / te quedabas pensando en otras cosas...". Adiós, Manuel. ¡Gracias!