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Amable lector: ¿qué libros leíste en la infancia? Me refiero no sólo a los títulos, sino a las ediciones.

El primer libro que leí fue Marcelino, pan y vino, qué pasó sin pena ni gloria. No fue el caso de El principito, de Saint-Exupéry. Luego le pregunté a mi papá con qué seguía y me señaló la colección Salgari -que le había comprado a mis hermanos mayores-. Empecé con Los naúfragos del Liguria y terminé con En las fronteras del Far West. Eran unos libros pequeños, de pasta dura, resistentes a un niño.

Después vendrían Los tres mosqueteros y sus secuelas: Veinte años después y El vizconde de Bragelonne, en una edición de Stylo de 1944. Como todos, lloré con la muerte de Porthos y después con la de D'artagnan.

Recuerdo también El tesoro de la juventud, con sus 20 tomos empastados en verde olivo, donde vi por primera vez grabados de dinosaurios. Menciono otros tres libros: Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne, un libro muy chiquito con ilustraciones a color; El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de Selma Lagerloff, con el pequeño Nils que viaja por Suecia en el cuello de Mamá Oca y, por supuesto, Corazón, Diario de un niño, de Edmundo d'Amicis. Todos estos libros me volvieron un lector glotón. Otro día les compartiré mis lecturas juveniles.