Masiosare agencia de noticias

Nagasaki, hace 74 años, donde Estados Unidos repitió el horror infinito (Imagen de Yosuke Yamahata) - Foto: Foto: Especial

El ensayo de hoy: Hiroshima y Nagasaki

Citando a Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura 1981, reflexiona sobre el horror infinito que dejó tras de sí el lanzamiento de bombas atómicas sobre las poblaciones de esas dos ciudades japonesas en 1945

Por: José Antonio Lugo, Visitas: 2228

Compartir la nota por:

 

Elías Canetti, escritor en lengua alemana de origen búlgaro, Premio Nobel de Literatura 1981, fue uno de los mejores escritores del siglo XX, un epígono del Imperio Austro-Húngaro y un guardián de la cultura.

En agosto de 1945, escribió en su Diario, poco después del estallido de la bomba nuclear, los días 6 y 9 de agosto, en Hiroshima y Nagasaki.

"Somos tan culpables que ahora ya casi no podemos hacer nada. Lo único que se puede hacer es dormir para no pensar en esto. El espíritu despierto se siente culpable y lo es. (...) Lo más pequeño ha vencido: paradoja del poder. El camino que lleva a la bomba atómica es un camino filosófico: hay caminos que llevan a otras partes, caminos no menos seductores. Oh, tiempo, tiempo para encontrarlos: a lo mejor has perdido catorce años en los cuales hubiera sido posible salvar algo. De ahí que nada te distinga de aquellos que en estos mismos catorce años han estado trabajando para la destrucción".

55 años del siglo XX y 19 del nuestro. Hoy recordamos ese horror infinito. Creemos que nunca volverá a pasar. Debemos entender que las bombas nucleares de nuestro tiempo son Chernobyl, Fukushima, el cambio climático, la inseguridad en México. ¿Qué hacer? Lo necesario para distinguirnos "de aquellos que en estos tiempos han estado trabajando para la destrucción".

Lo último

También podría interesarte

Opinión

Hombres, guardemos silencio, reflexionemos

El feminismo no es contra nosotros, es por ellas, las están matando; ¿cuántas veces, usted amigo, ha participado por acción o por omisión, en agresiones contra mujeres? ¿Cuántas veces hemos sido cómplices?