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Hay novelas que hablan de ciudades, libros en los que el personaje es la ciudad y obras a medio camino entre la reseña literaria y el libro de viajes.

Un clásico sobre Berlín -que me regaló, allá, mi maestro y amigo Dieter Rall, germanista, durante décadas profesor de la Facultad de Filosofía y Letras y del CELE-, es Paseos por Berlín, de Franz Hessel, un flâneur, un caminante que se desliza sin rumbo buscando rincones y sensaciones. De este libro, el filósofo Walter Benjamin escribió: "Nadie ha comprendido tan profundamente la filosofía del flâneur como Hessel. De hecho, Hessel no describe, sino que narra verdaderamente cada paseo. Más aún: cuenta lo que la ciudad le ha permitido escuchar. Éste es un libro absolutamente épico".

Franz Kafka y Praga, de Harald Salfellner, cuenta que la casa natal del gran escritor checo estaba ubicada en Mikulášká no. 9, así como datos relevantes sobre el castillo y otras construcciones, como el puente de Carlos, por donde caminé hace un año con mi hijo Diego. Tiene también algunas referencias literarias, como la que sigue, tomada del libro Aquí va Kafka, de Johannes Urzidil: "En realidad, con Kafka se acabó la Praga espiritual de la síntesis checo-alemana-austríaco-judía que guió la ciudad en el aspecto metropolitano y la inspiró durante siglos".

Berlín y Praga: ciudades fabulosas, mágicas, entrañables, seductoras.