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Cuauhtémoc Blanco cumplió un año al frente del gobierno de Morelos, con un panorama de claros y oscuros - Foto: Foto: Margarito Pérez Retana

Tiempos Modernos: Primer año

Morelos, olvidado históricamente por la federación, entró a un momento en el que cada gobierno resulta peor que el anterior; en medio del caos, el actual gobierno se debate entre la impeircia y las pugnas internas, mientras Graco prepara su regreso

Por: Jaime Luis Brito, Visitas: 1294

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Morelos es un territorio importante en términos históricos, geográficos, políticos y ambientales. Sin embargo, los gobiernos centrales han tratado históricamente con displicencia a su población y a sus necesidades. Durante la Revolución, el gobierno golpista de Victoriano Huerta, aplicó la política de tierra arrasada para terminar con el Zapatismo. Lo mismo hizo Venustiano Carranza a la victoria del movimiento constitucionalista. Al final éste último logró asesinar a Emiliano Zapata.

Después de eso, ya con el régimen revolucionario, se llevó a cabo una reforma agraria intempestiva con el objetivo de incorporar al sistema a aquellos que se ufanaban de representar al Zapatismo. Luego, se normalizó la vida en la entidad. A partir de ahí, Morelos ha sido una entidad para vacacionar. Se convirtió en una especie de patio de juegos de la federación.

Durante la última parte del siglo XX, Morelos simplemente fue dejado a la buena de dios. El último gobierno electo del PRI, el que encabezó Jorge Carrillo Olea, fracasó en una negociación política que el entonces presidente Ernesto Zedillo no perdonó. Nos hicieron creer que el movimiento social había derrocado a un gobierno “fallido”, cuando en realidad Graco Ramírez se enriquecía al servir como cuña del Zedillismo.

Luego vinieron los gobiernos del PAN. Sergio Estrada terminó colgado de hilos, mientras el gobierno federal intentaba sostenerlo. El narcotráfico sentó sus reales en la entidad. Marco Adame intentó darle sentido, pero su administración fue gris y opacada totalmente por la guerra contra el narcotráfico.

La muerte de Arturo Beltrán Leyva convirtió al estado en una bomba de tiempo que el panista no supo cómo tratar. La violencia llegó a niveles de locura para la población de Morelos. Graco Ramírez dispuso discrecionalmente del dinero para la seguridad que le entrega la federación a los municipios con esa invención denominada Mando Único.

La violencia permaneció y hubo momentos en los que la autocomplascencia de un régimen autodenominado de izquierda, convirtió a Morelos en campo de guerra de grupos delincuenciales que se disputaban el territorio, mientras en el grupo en el poder hacían los cálculos políticos y económicos que les dejaran mayores ganancias.

Llegó entonces, producto del efecto López Obrador, pero también del hartazgo general, Cuauhtémoc Blanco Bravo, con la expectativa de que cualquier cosa sería mejor que mantener la continuidad de una familia de saqueadores y corruptos infames. Sin embargo, en este primer año de gobierno, hemos visto una y otra vez como el presente gobierno tropieza con las bombas que le dejó la anterior administración, pero también con su propia impericia.

Los problemas se multiplican pues el actual gobierno no sólo enfrenta las herencias de Graco, también se enfrenta a los grupos internos que pugnan por tener la preminencia del poder. Es decir, a los ataques de grupos políticos externos se suman los internos que son cada vez más evidentes.

 Y a ello hay que agregar una clase política, en el Congreso local, en el Poder Judicial y en los ayuntamientos, que, voraz, quiere hacerse con el poder y particularmente, con los negocios que se desprenden de éste, a costa de la población que, indefensa, padece los efectos de una parálisis que se parece mucho al vacío gubernamental.

El vacío y las luchas palaciegas son un río revuelto que se convierte en ganancia de pescadores, como reza la sabiduría popular. Ello sin que la federación haga algo, pues no le preocupa en demacía lo que aquí ocurra. Andrés Manuel López Obrador hace cálculos y sabe que en términos político electorales Morelos no pinta. Por ello no ha tenido empacho en imponer la termoeléctrica.

No le importa realmente lo que aquí ocurra. Por eso, como siempre ha sido, Morelos se encuentra solo y a la buena de dios. Un mayor grupo de efectivos de la Guardia Nacional no va a resolver el problema. Mientras el grupo en el poder se da de patadas, el otro grupo, el de Graco Ramírez, se prepara en las sombras para venir por la revancha en la elección intermedia. Así que si pensamos que las cosas no pueden estar peor, es un error, claro que se pueden poner más oscuras. Al tiempo…

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