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El Camino de la Vida: Sociedad Civil/Sociedad Política

Breve Glosario de Terminología Política Ambigua y Eufemística, se propone abordar diversos términos políticos que se utilizan comúnmente y que no significan necesariamente lo que aluden

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 500

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«La separación que se produce entre la sociedad civil y el Estado político», escribe Marx, es un «fenómeno moderno».

Leopold David, El joven Karl Marx

Otro de los términos —a manera de dicotomía— que recurrentemente aparece dentro del léxico que circula en diversos sectores de nuestra sociedad contemporánea es el de “Sociedad civil” —léase organizaciones no gubernamentales (ONG’s), de diferente carácter o naturaleza y con fines diversos (legítimos o no), sean de vocación económica, política, ideológica, altruista o cultural— como opuesto o antagónico o, cuando menos, diferenciado del concepto de “Sociedad política”. Evidentemente, desnaturalizado de su rasgo semiológico, ideológico y político original, hoy parece englobar un conglomerado amorfo de grupos, asociaciones, sectas o amasijos que poseen como único rasgo fundamental no formar parte, como tales, de cualquier instancia de gobierno. Asimismo, muchas de éstas, además, han sido herramientas que, para realizar sus actividades y tareas, han acudido a diferentes instituciones gubernamentales para obtener recursos económicos y financieros, justificando ello en la trascendencia —según las mismas— de su labor para la sociedad.

Ahora bien, parece necesario precisar estos términos para mostrar su esencia ideológica y política en la coyuntura política actual.

Como se muestra en el epígrafe con el cual iniciamos la presente colaboración, los conceptos de “Sociedad civil” y “Sociedad política” aparecen con la “modernidad”.

Siguiendo a Karl Marx,

(…) La separación de dos esferas de actividad social –la de «los intereses particulares» y la del «interés general»– que antes estaban unidas y que se rigen por principios diferentes (… es consecuencia de la modernidad…) El mundo social moderno es la consecuencia de un proceso histórico por el cual, por una parte, el mundo del trabajo y de las necesidades materiales se libra de los intereses comunes y, por otra, surge una esfera definida de intereses comunes «junto a la vida real de la gente» (…) este proceso histórico implica la escisión de la vida económica y de la vida política.

He aquí el primer referente conceptual que coloca, en su lugar original, tales términos.

Pareciera ser que antes del surgimiento de la era moderna no había una nítida separación entre los intereses comunes y los particulares. La unidad de la “vida política” y la “vida civil”, antes de la era moderna, permitía pensar que “la sociedad civil era la sociedad política”.

Desde luego que con el triunfo de la Revolución Francesa (1779) podemos datar el divorcio de la sociedad política y la sociedad civil.

A partir de este momento es observable que estas dos esferas de la vida social moderna encarnan principios característicos y específicos contradictorios: por una parte, los intereses particulares y, por otra, el bien común de la colectividad.

¿Cualés son los rasgos y características de la sociedad civil?

Siguiendo a Leopold David: “Marx caracteriza la sociedad civil moderna como una sociedad «atomista» con el fin de subrayar la existencia de un individualismo sin trabas cuyos efectos sobre la dimensión comunal del desarrollo humano son claramente deletéreos”.

Sin embargo, un poco antes que Hegel y Marx refirieran esta dupla categorial, Adam Ferguson (1723-1816) se refirió a la “civil society” y también fue utilizado este término por Adam Smith; tras esta palabra ambos personajes conceptualizaron las formas de vida social de los seres humanos que están más allá de las formas de vida reguladas por las funciones del Estado, es decir, que tienen carácter privado.

Es por ello que siguiendo a Carlos Pereira (Gramsci: Estado y sociedad civil, Cuadernos Políticos No 54/55, México, Era, 1988, 52-60) podemos afirmar que:

EI concepto "sociedad civil" tiene una larga historia en la literatura política. Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, Hegel y Marx lo han utilizado, no siempre con la misma significación. No podemos entrar aquí en un análisis detenido de las ambigüedades y confusiones suscitadas por la equivocidad de una noción empleada de diversas maneras y con distintos sentidos.

Sin embargo, como ya se expuso, en el caso de Marx "sociedad civil" siempre estuvo referida al conjunto de instituciones y organismos no integrantes del aparato estatal, strictu sensu.

La cuestión esencial en nuestra circunstancia actual consiste en el asunto nodal de las relaciones entre la “sociedad civil” y el Estado.

Para precisar aún más este término acudiré a la apreciación del filósofo italiano Antonio Gramsci; para el fundador del Partido Comunista Italiano el Estado se conforma tanto por la “Sociedad política” —léase gobierno (poder ejecutivo, legislativo y judicial), policía, ejército y administración— así como la “Sociedad civil” —los sindicatos, iglesia, entidades privadas, empresas, partidos políticos, medios de información y comunicación, redes sociales, organismos autónomos, intelectuales, etcétera—. De esta manera, el Estado se encarga de asegurar las relaciones sociales de producción mediantes sus brazos armados, jurídicos y políticos; además de recurrir a la coerción así como al “consenso social” o “hegemonía”.

Por medio de los “Aparatos ideológicos del Estado” —léase los elementos tanto de la “Sociedad política” como de la “Sociedad civil” se asegura la “hegemonía” y la reproducción de las relaciones de producción dominantes.

Más recientemente la noción de “Sociedad civil” ha sido asociada, considero tramposamente, con la categoría de “Democracia”; de esta manera se asume que los instrumentos y herramientas de la  “Sociedad civil”, por no estar sujetos a los mecanismos de control y coerción del Estado (“Sociedad política”), son la esencia misma de la “Democracia”, de modo tal que, bajo el supuesto de la ideología de la “neutralidad ideológica y política”, son los únicos garantes de ella y, naturalmente, la “Sociedad política” —léase el Estado— debe aportar los recursos económicos y financieros, para que cumpla con su misión.

Sin embargo, este supuesto ideológico omite el rol que la “Sociedad civil” juega para asegurar la hegemonía y el mantenimiento de las relaciones de dominio/subordinación características de las relaciones de producción dominantes.

En síntesis, la supuesta oposición “Sociedad civil”/“Sociedad política” o  “Sociedad civil”/Estado es una mascarada que encubre el rostro verdadero del Estado como instrumento encargado de favorecer la reproducción de las relaciones de producción dominantes así como la “hegemonía” o consenso social de las mismas.

 

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