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Covid-19 y ciencia (EFE) - Foto: Foto: Agencias

El camino de la vida: Covid-19

El texto expone algunas notas del autor sobre el coronavirus SARS-CoV-2 que provoca el coronavirus disease 2019, conocida por su acrónimo covid-19; lo aborda desde el punto de vista la investigación científica

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 1181

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“El retorno a cierta libertad de movimiento no puede ser asumido sin ciertos riesgos. Con una estimación de apenas el 5% de su población infectada por covid-19, Francia no podría contar con una inmunidad colectiva para prevenir una eventual segunda ola de la epidemia”.

 

En el número 560 de la Revista La Recherche, del mes de junio, se dedica un pequeño dossier al asunto del covid-19.

En éste se abordan algunas cuestiones que considero pertinente compartir con ustedes, amables lectores, pues estos datos nos aportarán elementos de juicio para construir algunas representaciones, verosímiles y plausibles, fundadas en avances de investigación realizada por centros de salud, así como por algunos centros de investigación, tales como el Instituto Pasteur y la Sorbona, de París.

El asunto de la edad en las tasas de morbilidad y mortalidad por covid-19. La tesis central consiste en que, ciertamente, la edad es un factor de riesgo importante frente al virus; según el diseño del análisis estadístico utilizado por estos investigadores se sugiere que la “probabilidad media de decesos” es del 0,7% en las personas infectadas por el virus, la cual pasa del 0,001% en las personas menores de 20 años, a 10,1% en las personas de 80 o más años. (H. Salje et al., Science, doi:10.1126/science.abc3517, 2020.).

Ser varón incrementa la probabilidad de infectarse por covid-19, su gravedad y también la Mortalidad. Por otro lado, para todas las edades documentadas, los varones son más susceptibles de ser hospitalizados, de ser objeto de atención por una unidad de cuidados intensivos y, de morir, que las mujeres.

Estos dos “factores de riesgo” identificados y referidos por quienes conducen la tarea de afrontar la epidemia en nuestro país debieran invitarnos a promover, impulsar y realizar investigación científica sobre la pertinencia de estos datos en nuestro contexto nacional y, sobremanera, los factores culturales, biológicos, psicosociales y económicos que favorecen el riesgo mayor en estos sectores de la población.

La inmunidad de grupo. Según refiere el mismo estudio, considerando la cantidad de personas que se han contagiado en Francia, pero no solamente allí, podríamos pensar también en México, la “Inmunidad de grupo o Rebaño” no puede ser considerada como instrumento de contención de la epidemia dado que es insuficiente el número de personas contagiadas como para asegurar la detención de la transmisión. Ello sería únicamente posible, afirman, si el 65% de la población se infectara y, esperando una inmunidad posterior a la infección de este amplio sector de la sociedad, sea un freno efectivo para el virus. Es por esta razón que, con base en los datos de esta investigación, sus autores sugieren que ha sido acertada la decisión de poner “barreras de contención” de carácter social, tales como la “sana distancia”, el uso de cubre bocas y el “quédate en casa” o confinamiento domiciliario; asimismo, consideran necesario que los procesos de desconfinamiento sean progresivos y vigilados para evitar una segunda ola o rebrote epidémico.

Realización de estudios sobre datos serológicos de la población infectada y recuperada. Siguiendo esta línea de trabajo científico realizado por estos grupos de investigación, se considera imprescindible diseñar e instrumentar un Programa Amplio de Investigación con datos serológico que apuntalen la construcción de modelos para el diagnóstico. Se trata en esencia de “cartografiar” de manera muy precisa el estado inmunitario de la población.

De la misma manera, estos estudios, afirman, permitirá la identificación de anticuerpos efectivos contra el SARS-CoV-2; este tipo de estudios deben realizarse muy estrictamente para asegurar la validez y confiabilidad de los mismos dado que pudieran ser la base de la producción de medicamentos y vacunas necesarias para enfrentar al virus.

Ahora bien, si la “inmunidad de grupo o rebaño” no es suficiente para contener o enfrentar efectivamente al virus, y si el confinamiento y distanciamiento físico ha sido el soporte de las estrategias y decisiones políticas para afrontarlo, es también necesario saber con precisión cuál ha sido el impacto de estas acciones en la reducción del contagio y la mortalidad por covid-19. Aceptando que esta reducción es efectiva, ¿cómo el desconfinamiento deberá instrumentarse para evitar la segunda ola o rebrote de la epidemia?

No se requiere una reflexión muy compleja para reconocer que la investigación científica inter y transdisciplinar debe favorecerse para tener éxito en estas tareas.

Estudios, en tiempo real y modelizados sobre la circulación del virus. Por otro lado, la Universidad de Columbia y la Sociedad en Salud Pública Francesa han construido un modelo complejo capaz de simular la circulación de virus en una comunidad de 500 000 personas; estos estudios han incluido la evaluación del impacto de dos medidas de control sanitario comunitarias: el uso obligatorio de cubre bocas y la reducción de contactos físicos en la vida cotidiana.

Los resultados preliminares sugieren que ello no impedirá una segunda ola epidémica. Asimismo, este estudio muestra que aún y cuando hubiese una cantidad masiva de test para realizar estudios diagnósticos, la secuencia del trazo de contactos y relaciones de los casos identificados como positivos requeriría un ejército de trabajadores sociales para realizar un trazo preciso; ello es inviable en Europa y América Latina, no digamos en México.

Estudios e investigaciones genéticas del covid-19. Bajo otro nivel de análisis, se impulsa otro programa de investigación científica con base en una pregunta clínica de trabajo: ¿Por qué personas jóvenes y saludables se contagian, enferman y terminan en una unidad de cuidados intensivos, o fallecen por covid-19?

La hipótesis de trabajo que guía este programa de investigación expresa que: “Una causa muy probable es la predisposición genética frente a la infección por covid-19”.

Ha sido muy recurrente la tríada de factores de riesgo a considerar: 1) la Hipertensión Arterial, personas con diabetes y obesidad (considérese que una amplia mayoría de casos se presentan estas tres que denominan comorbilidad); 2) los rangos de edad por encima de los 65 años de edad; y 3) ser varones.

Sin embargo, existe un conjunto de pacientes (entre el 1% y el 5%) que no presentan ninguna de estas tres condiciones y se encuentran hospitalizados, en estado grave, en una unidad de cuidados intensivos.

Se preguntan, estos grupos de investigación: ¿Acaso es el azar el que determina estos casos? y creando la hipótesis de trabajo se lanza a realizar los estudios de genética del covid-19.

La idea de una base genética de las enfermedades infecciosa no es nueva, se remonta al siglo XIX y, en el siglo XX, Leslie Webster muestra que un mismo microbio introducido en dos cepas diferentes de población (dicho de otra manera, de seres con patrimonio genético diferente), unos son susceptibles a la enfermedad, mientras que otros son inmunes.

Este dato ha permitido a estos grupos de investigación suponer que tanto para la predisposición para adquirir la enfermedad y el status grave, como para mostrar inmunidad y mostrarse asintomático ante el mismo virus o microbio tiene, de cierto modo, bases genéticas.

Estas dos líneas de trabajo: 1) la predisposición genética para enfermarse y mostrar un estado grave, a causa de un microbio o virus y, 2) La predisposición genética para la resistencia y la inmunidad ante determinados virus o microbios, son necesarias e importantes como recurso de seguridad nacional.

A manera de conclusión. Estos breves referentes de líneas de trabajo científico e investigación en torno al covid-19 nos permiten, sin duda alguna, considerar como estratégica la atención a las Instituciones de Educación Superior Pública, así como a los diversos Centros de Investigación Científica, de modo tal que su trabajo aporte al desarrollo nacional, a la independencia científica y técnica, así como a la participación amplia y democrática de diversos sectores de la sociedad que no debieran nunca, ni bajo ninguna circunstancia, quedar al margen del desarrollo y una visión de futuro.

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