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Andrés Manuel López Obrador durante una visita a Anenecuilco, Morelos, en enero de este año, en medio de reclamos y protestas contra el PIM y la demanda de justicia para Samir Flores - Foto: Foto: Margarito Pérez Retana

AMLO, en la lista de los traidores al campo: opositores al PIM

No sólo hay traiciones arriba, abajo o se corrompen o guardan silencio, “a ver luego qué se tragan”, denuncian; “no nos van a vencer, seguiremos con las movilizaciones”; “fue un error votar por Obrador”, se lamentan

Por: Jaime Luis Brito, Visitas: 1039

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Andrés Manuel López Obrador pasó, en menos de dos años, de ser la esperanza que de la cancelación del Proyecto Integral Morelos (PIM), “megaproyecto de muerte en la tierra de Zapata”, a ser “el principal traidor y mentiroso del país”, afirman decepcionados, dolidos, los campesinos que lo apoyaron con su voto en la elección de 2018 y que hoy ven en peligro su territorio, su forma de vida y su economía local.

Lamentan la “traición” del presidente, “porque los campesinos siempre hemos sido sacrificados y hoy nos dan una estocada más, ante la indiferencia de intelectuales, académicos y doctos que con su silencio convalidad este montaje de López Obrador, como si sólo fuera una cosa de los campesinos, si nos afecta a nosotros afecta a todos, o a ver, si ya no sembramos después ¡qué chingados se van a tragar!”, advierte indignado Francisco García Campos, uno de los ejidatarios afectados.

 

El campamento zapatista de Apatlaco, en Ayala, que impedía la conclusión de las obras fue desalojado, después de cuatro años de resistencia, el lunes 23 de noviembre en la madrugada. Elementos de la Guardia Nacional llegaron, desalojaron y desmontaron. Luego, colocaron una barrera de acero y se dedicaron a custodiar a las máquinas que reiniciaron las obras. De lejos, atrás del cordón de policías Evaristo Plazola Arizpe, de la comunidad del Salitre, una de las más afectadas, triste dice: “dijimos: ‘es un honor estar con Obrador’; hoy decimos, ‘fue un error votar por Obrador’”, mientras mueve la cabeza con rabia.

El conflicto es transexenal y se centra en el oriente de Morelos, aunque afecta también a Tlaxcala y Puebla. Se trata de una obra monumental que incluye un gasoducto de 150 kilómetros que rodea la falda oriental del volcán Popocatépetl, cruza por varios municipios morelenses y se conecta con una Planta Termoeléctrica de Ciclo Combinado en Huexca, municipio de Yecapixtla; misma que necesita un acueducto que le lleve agua para enfriar las turbinas.

Las gestiones se hicieron al final del gobierno de Felipe Calderón, y se entregó el proyecto a las empresas españolas Elector y Enagas. La construcción comenzó en el sexenio de Enrique Peña Nieto y con las obras llegaron las primeras protestas. Los campesinos se enteraron del proyecto como un rumor y algunos líderes comenzaron a alertar a sus comunidades. Jaime Domínguez en Jantetelco, Samir Flores Soberanes y Samantha César en Amilcingo, Teresa Castellanos en Huexca, Francisco García en Ayala, entre otros, dieron la voz de alarma.

 

 

 

 

De las asambleas y las radios-bocina, pasaron a las asambleas y luego a poner el cuerpo. Las primeras represiones ocurrieron en el periodo del perredista Graco Ramírez, gobernador de Morelos entre 2012 y 2018. La policía del Mando Único desalojó a los opositores del terreno donde a sangre y fuego construyeron la termoeléctrica. No importó que frente al terreno haya un jardín de niños ni que a unos metros esté una telesecundaria.

El gasoducto fue construido también de la mano de la policía. En el caso del acueducto, los campesinos colocaron un plantón en la ruta de las obras. Y fue desalojado. Entonces, los ejidatarios regresaron y colocaron otro plantón un poco más abajo. El objetivo siempre fue evitar que la tubería llegara al río Cuautla. Al mismo tiempo, junto con líderes comunitarios en Puebla y Tlaxcala, conformaron un Frente de Pueblos triestatal en Defensa de la Tierra y el Agua. Se estableció una estrategia de defensa jurídica y aunque la termoeléctrica y el gasoducto están listos, la lucha de las comunidades ha detenido su funcionamiento por ocho años.

En tanto, el acueducto no se ha logrado terminar. Los últimos cuatro, las comunidades del oriente y sur de Morelos, que viven del agua del Río Cuautla, pues garantiza el abasto a 32 ejidos, unas seis mil familias de campesinos. Estos núcleos agrarios conforman la Asociación de Usuarios del Río Cuautla (Asurco), que en 1995 obtuvo un título de concesión para uso exclusivamente agrícola del afluente. El documento que vence hasta 2035, incluye el agua “de retorno”, es decir, el líquido tratado en la planta de Cuautla.

Cuando el gobierno federal advirtió que no podía utilizar el agua del río, dirigió sus esfuerzos a conseguir el agua de la planta tratadora. No obstante, al menos 17 comunidades decidieron en asambleas interponer amparos para impedir que se llevaran ese líquido. Y es que, a la altura de la comunidad de Apatlaco, el agua tratada engrosa el afluente, garantizando el abasto para los campesinos de Cuautla, Ayala, Tepalcingo, Tlaltizapán y Tlaquiltenango.

Los últimos cuatro años, el último campamento, ubicado en el margen del río en Apatlaco, a unos 200 metros de la planta tratadora, impidió la conexión de la tubería por parte de la empresa constructora. Al llegar López Obrador a la presidencia, la esperanza renació. Total, en 2016, en uno de sus tantos recorridos por el país, el tabasqueño dijo en Yecapixtla que “sólo a un demente se le ocurriría poner una termoeléctrica, un gasoducto, en la tierra de Zapata, es como poner un basurero nuclear en Jerusalén”. Sin embargo, desconfiados, los opositores decidieron mantener el campamento hasta no tener la confirmación de la cancelación del PIM.

A su llegada al poder, las cosas cambiaron. El 12 de enero de 2019, acudió al balneario el Axocote, en Ayala, a declarar ese año como el de Emiliano Zapata, al cumplirse el 10 de abril el Centenario del Asesinato del Caudillo. Ahí, Jorge Zapata, nieto del líder agrarista, pidió al micrófono al presidente la cancelación de la termoeléctrica y el PIM. Eran los últimos momentos de la luna de miel entre los campesinos y aquel que aún encarnaba la esperanza.

López Obrador dijo en respuesta que no podía cancelar el proyecto. “Se han invertido muchos millones de pesos, es dinero de los ciudadanos, no podemos dejar ahí esa planta como chatarra”, advirtió no obstante que unos días antes había cancelado el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, a pesar de que la inversión que ya se había realizado en el lugar representaba con mucho, más de la que se cancelaría en Huexca.

Ofreció regresar un mes después con un plan de beneficios para la población, como “descuentos en la luz”, “obras”, entre otros. Desde el fondo de la concentración en el balneario, Samir Flores, Jaime Domínguez, Teresa Castellanos, Francisco García, en otros opositores y líderes comunitarios, gritaban hasta desgañitarse: “¡Agua sí, termo no!” Sus gritos no se escucharon acallados por la cargada de aplausos al presidente.

Decepcionados la mayoría, algunos todavía conservaban la esperanza. Sin embargo, un mes después, a principios de febrero, también en Ayala, López Obrador confirmó que el Proyecto Integral Morelos se mantendría a pesar de la resistencia de los pueblos. Esta vez, los opositores fueron preparados para hacerse oír.

Mientras López Obrador hablaba de las bondades del proyecto y anunciaba una consulta a la población de los tres estados involucrados para validar el proyecto, los opositores reclamaron con magnavoces su derecho a ser escuchados. Molesto, el presidente, interrumpió su discurso para descalificarlos: “Esos que se oponen al proyecto, para mi, radicales de izquierda, no son más que conservadores”.

La consulta se realizó el 22 de febrero de 2019. Dos días antes, Samir Flores, líder comunitario de Amilcingo, radialista comunitario, fue asesinado en la puerta de su casa. Hasta ahora, 20 meses después, nada se sabe del móvil o del castigo a los responsables. Los resultados de la consulta fueron abrumadores a favor del proyecto, resultado que los opositores atribuyen a la ignorancia o indiferencia de las personas que no son afectadas directamente.

 

Francisco García Campos, integrante de la Asamblea Permanente de Pueblos de Morelos, advierte que está en riesgo la economía local, porque las familias no sólo cultivan para el autocosumo, sino para la distribución en la Ciudad de México. “Si se llevan el agua, pues no podremos seguir viviendo de ahí. Porque además, la mayoría de los ejidatarios son personas grandes. No se pueden convertir en obreros de la termoeléctrica. Los ejidatarios no pueden hacer eso, porque además, no quieren, quieren seguir sembrando la tierra, la que heredamos de Zapata”, sostiene en entrevista.

“La afectación a la economía local va a ser bastante fuerte. Esta zona tiene vocación agrícola, es un valle, la tierra es de alta calidad productiva. Permite la irrigación por gravedad, el clima es excelente para la producción de alimentos. Todos los que vivimos en estos municipios, tenemos alguna relación con el campo”, dice con enojo. Califica la decisión de imponer el proyecto de “un montaje con argumentos irrisorios que ofenden nuestra inteligencia”.


Pero también lamenta la indiferencia de quienes no viven de la agricultura: “ante este artero despojo, profesionistas, abogados, académicos, intelectuales, hacen mutis y eso de alguna forma es un posicionamiento de complicidad y eso es lo grave. Es una crisis de valores que le hace el juego al gobierno. Los campesinos siempre hemos sido sacrificados y hoy una vez más, y nadie dice nada, como si nada más fuera un asunto de nosotros, después ¡a ver qué chingados tragan!”, estalla.

Pero va más allá, dice que el problema también tiene que ver con “los dioxidos de nitrógeno que va a emitir la termoeléctrica que va a generar problemas graves en las vías respiratorias de la gente, desde asma, hasta problemas cardiacos. Precisamente ahora en este tiempo de la pandemia, cuando el sistema respiratorio está más en riesgo, pues ahora se le sumará la termoeléctrica y pareciera que eso no le importa a la gente docta en el conocimiento, pareciera que todo se restringe a un problema de los campesinos. Es una percepción muy triste de esta sociedad”.

Lamenta que “priva el interés privado, priva el particular y lo demás ¡que se chingue!”. Y luego apunta al gobierno: “López Obrador supo engañarnos desde sus periodos de campaña. Solía decir que los neoliberales lucraban con la ignorancia, en referencia quienes votaban por PRI, PAN, lo hacían por ignorancia. Morena se presentó como una alternativa de cambio. Sin embargo, López Obrador hace exactamente lo mismo, utilizando su mañanera y todo el aparato mediático, manipula y desinforma, se aprovecha de la ignorancia de la gente”.

Dice que “hay traiciones allá arriba (en el gobierno, en el poder) y hay traiciones aquí abajo. En las comunidades han repartido (CFE y el gobierno federal) una gran cantidad de dinero a ejidatarios y líderes. Sí nos parece vergonzoso, nos da coraje, que este señor (AMLO) que llega con la bandera de no mentir, no robar y no traicionar, ahora pues se convierte en el principal mentiroso del país. Nos da la espalda después de que él se comprometió a quitar este megaproyecto y nos manda a la Guardia Nacional como si fuéramos delincuentes”.

Pero además, está la lucha jurídica. De acuerdo con Juan Carlos Flores Solís, abogado de los pueblos de Morelos, Puebla y Tlaxcala, existen al menos 10 juicios de amparo que cuentan con suspensiones de plano o definitivas. Las comunidades han aguantado la tentación de aceptar dinero u obras a cambio de ceder su derecho al agua. Según el abogado, las asambleas ratificaron en septiembre y octubre no desistirse de los amparos.

Sin embargo, la decisión presidencial parece inflexible. Mientras las comunidades afinan el plan de acción y han comenzado las movilizaciones, en la parte jurídica se están promoviendo los incidentes de violación a las suspensiones otorgadas por juzgados federales. La autoridad, explica Juan Carlos Flores, requerirá a las autoridades que manifiesten si es verdad que se están violando. Luego se llevará una audiencia y si se confirma la violación, las autoridades responsables podrían ser encarcelados de 3 a 9 años de prisión.

 

 

Flores Solís señala que el temor es que los jueces no sean independientes ni imparciales a la hora de decidir. “El camino a seguir será en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a nivel internacional la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como la resistencia. Si ellos apuestan a la impunidad, nosotros a la resistencia. Cada gobierno cree que resuelve el problema imponiendo por la fuerza una parte más del proyecto, pero sólo alargan y agravan el conflicto”, dice en entrevista.

Jaime Domínguez Pérez, quien estuvo preso en el gobierno de Graco Ramírez por su oposición al PIM, dice mientras cuida un bloqueo en la Autopista Siglo XXI, “no nos han derrotado. Vamos a seguir resistiendo, movilizándonos. Nosotros hemos las cosas legalmente, tenemos los amparos que nos dan seguridad, que nos amparan, pero ellos, los han violado. Esto es apenas el comienzo”, advierte rodeado de habitantes de las comunidades y mujeres estudiantes de la Normal de Amilcingo.

“A lo mejor López Obrador cree que porque entró la Guardia Nacional a Apatlaco ya nos derrotó. Está equivocado. Nosotros siempre hemos resistido y lo seguiremos haciendo. El conflicto comenzó en Jantetelco, de ahí brincó a Amilcingo, luego a Huexca, pasó de ser local a estatal y luego se hizo nacional. Lo que hicieron el lunes, con el desalojo fue hacerlo internacional. Nunca le tuvimos confianza, al menos yo no, sabía que al final traicionaría, como lo hizo Madero con Zapata. Pero tiene que saber que no nos ha derrotado, aquí estamos, resistiendo”, advierte mientras sonríe.

Francisco García resume el conflicto “lo único que queremos es que nos dén nuestra dotación de agua para producir alimentos. Queremos seguir sembrando, como lo hemos hecho siempre. López Obrador no actúa con la investidura que le corresponde, nos trata con saña y con mentiras, usando los medios que tiene a su disposición. Nosotros, los campesinos tenemos aquí una lista histórica, una lista negra de varios casos de alta traición. El señor Obrador se suma hoy a esa lista negra y vergonzosa”.

 

 

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