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La imagen, durante el festival cultural - Foto: Foto: Jaime Luis Brito

El festival de la Paz, en la Estela de Luz

El horror de la tragedia humanitaria, dio paso a la poesía, la música, los performance; decenas de personas escucharon los testimonios de las víctimas, además de las composiciones de poetas como David Huerta y Alejandro Vázquez o Juan Gelman

Por: Jaime Luis Brito, Visitas: 1046

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Chapultepec, CdMx. Sábado 25 de enero de 2020. Al pie de la Estela de Luz, “monumento a la corrupción”, “antimonumento” o “pseudomonumento”, la palabra se hizo testimonio del horror, poesía y notas musicales: a los poemas de Juan Gelman, en voz de su compañera Mara, siguieron los de David Huerta y las canciones rancheras, la trova, el corrido, el rock, la jarana y el zapateado.

Incluso Mario Benedetti se hizo presente con una adaptación de “Pedro y el Capitán”, así como un performance en el que se pasó lista a decenas de desaparecidos y asesinados, particularmente Juan Francisco Sicilia, Rhonita Miller, Titus, Tiana, Howard y Kristal, entre otros.

Fue el festival cultural del tercer día de la Caminata por la Verdad, la Justicia y la Paz, que desde el medio día reunió a víctimas de la violencia, a intelectuales, artistas, actores y actrices, periodistas y decenas de personas que, por momentos, aguantaron a plomo el sol que hoy sí salió con enjundia.

Mara La Madrid abrió la ronda de poesía con el Epitafio de Juan Gelman: “Un pájaro vivía en mí./ Una flor viajaba en mi sangre./ Mi corazón era un violín./ Quise o no quise. Pero a veces

me quisieron. También a mí/me alegraban: la primavera,/ las manos juntas, lo feliz./¡Digo que el hombre debe serlo!/ (Aquí yace un pájaro./ Una flor./ Un violín)”.

Conducido por el actor Daniel Jiménez Cacho, el festival fue turnando las denuncias y los testimonios de las víctimas con la poesía y la presentación musical de músicos y artistas. Vino una jarana que alegró los corazones, luego un zapateado. Más poesía. Luego vino el testimonio de los LeBarón, quienes con ese acento que les caracteriza, pidieron a “Mexicou” unirse y caminar.

“Nos hemos quitado el miedo caminando”, dijo Adrián LeBarón junior. En masa, los LeBarón participaron en la Caminata e hicieron de ella una protesta binacional y bilingüe. A lo largo de los 80 kilómetros que duró la caminata las consignas y las canciones de José Alfredo Jiménez, se mezclaron con la charla entre ellos en inglés.

Pero se asumen mexicanos: “Esta tierra es nuestra. Yo estoy con todos mis hermanos mexicanos y espero que todos ellos estén conmigo, para que nunca vuelva a ocurrir lo que le pasó a mi familia”, dice con voz quebrada el joven que perdió una hermana y nueve sobrinos en el ataque “terrorista” de noviembre pasado.

A las víctimas que acompañaron y fundaron el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en 2011 se suman nuevas víctimas. Una mujer denuncia la desaparición en 2018 de un policía federal. Araceli Rodríguez, quien perdió un hijo, también federal, en 2008, sabe lo que significa y acompaña a la joven víctima, quien denuncia que el gobierno federal no ha hecho nada por ella. “Es el mismo modus operandi”, dice Araceli.

El payaso conocido como “humor y paz”, que también caminó con el Movimiento desde hace nueve años, se acerca en tono jocoso, se coloca su nariz roja de payaso, y comienza a bromear con los elementos de la Guardia Nacional que vienen custodiando los dos autobuses de los LeBarón.

Los elementos, ataviados con su uniforme blanco, primero no saben qué hacer, luego siguen el juego, el comandante hasta se coloca la nariz. El payaso admite y agradece que hayan caminado con la marcha desde Cuernavaca, pero aprovecha para bromear con la prensa que hace del acto el blanco principal en medio del sol de la tarde.

Con el ocaso del astro, vienen unos acróbatas que hacen presentación con fuego. Luego un performance que pasa lista a los desaparecidos y muertos. Adrián LeBarón y Kendra Lee Miller, suben al templete, y el personaje que se hace llamar “Arteacción”, les entrega una paloma blanca. En el acto el ave vuela libre en medio de aplausos.

La diferencia entre Julián y Adrián LeBarón es más que física. Mientras Julián teoriza y racionaliza sus ideas y las comparte, Adrián va al sentimiento. Julian explica a un grupo de personas que se acercan las causas de la violencia; Adrián, en tanto, dice: “yo soy tú y tú eres yo”.

En esa tesitura, Adrián recita “El sembrador” de Marcos Rafael Blanco Belmonte: “Hay que ser como el agua que va serena/brindando al mundo entero frescos raudales./ Hay que imitar al viento, que siembra flores/lo mismo en la montaña que en la llanura. /Y hay que vivir la vida sembrando amores, /con la vista y el alma siempre en la altura”.

El acto cierra con un acto ecuménico en el que se mezclan saludo a los cuatro vientos a la usanza indígena con lecturas religiosas y sahumerio. En tanto, mientras ocurre una reunión de coordinación en el local del STUNAM donde pernoctan los participantes en la Caminata, la familia LeBarón acudió al zócalo. Hay una versión de que esta noche podrían instalarse en campamento en la plancha.

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