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Dice el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres". Desde una perspectiva más psicológica, podríamos preguntarnos: ¿cómo te transforman las personas que te rodean, al grado que terminas volviéndote como ellas?

Ejemplo de lo anterior es la pareja literaria más famosa de la historia de la literatura. En su extraordinario libro sobre Cervantes y Shakespeare, publicado con motivo de los 400 años de sus muertes, Hernán Lara Zavala hace notar cómo don Quijote se va volviendo como Sancho mientras éste se va "quijotizando": el primero comienza a ver las cosas con realismo, mientras el aterrizado escudero de repente sueña utopías. En parejas simbióticas y complementarias, como Humbert Humbert y Lolita, Sherlock Holmes y Watson, Swann y Odette en Proust, hay algo que, como un veneno o un dulce elixir -depende de cómo lo veamos- se va inoculando en el otro, que cada vez se parece más a uno mismo. O al revés.

La opción opuesta también es interesante. Cuando la pareja es demasiado diferente, lleva al otro a cometer locuras. Si Emma Bovary no se hubiera casado con Charles el ridículo ¿la historia hubiera sido la misma? ¿Quién te complementa y te vuelve como ella o él, según sea el caso? ¿Quién, al no aceptarl@, te lleva a hacer lo que no hubieras hecho sin ese rechazo?